Pérez de Herrera (1556-1620)

Cristóbal Pérez de Herrera (1556-1620), un médico, político y poeta nacido en Salamanca, se destacó en el escenario de la polémica sobre la mendicidad en la España del siglo XVI. Su obra «Discursos del amparo de los legítimos pobres y reducción de los fingidos», conocida como «Amparo de Pobres», surge en 1598 en un contexto ya maduro de debate sobre esta cuestión, aportando reflexiones nuevas pero también respaldadas por la experiencia. Amigo de Mateo Alemán y seguidor de las ideas de Giginta, Pérez de Herrera combinó su intelecto y su acción en busca de la racionalización de la vida colectiva.

En sus propuestas, Pérez de Herrera continúa la distinción entre verdaderos y falsos mendigos, proponiendo una mayor severidad hacia los últimos. Reconoce la mendicidad de extranjeros y expone los riesgos asociados con la mendicidad libre, como la proliferación de herejes de diversas sectas y la amenaza de personas con intenciones perniciosas disfrazadas como pobres. Observa cómo la ociosidad, la simulación de enfermedades y otros engaños se originan en esta práctica (1975:19-51).

Más allá de las preocupaciones inmediatas, Pérez de Herrera vincula la mendicidad a problemas más amplios, como la despoblación de España y la natalidad elevada entre los mendigos. Esta preocupación se amplía al tratar de los huérfanos desamparados, a quienes busca reintegrar en la sociedad mediante el trabajo en diversas formas, desde fábricas de tapices hasta el servicio doméstico o la formación en matemáticas. Propone la figura de un «Protector de los Huérfanos» en cada Ayuntamiento para asegurar su bienestar (Pérez de Herrera 1975:103-111).

Para abordar estos problemas, Pérez de Herrera propone una doble estrategia: los Albergues de Pobres y la regulación de la mendicidad callejera. Su enfoque refleja la evolución de las ideas sobre la mendicidad en la España del siglo XVI, donde el control social y la intervención pública en la asistencia a los necesitados se convirtieron en elementos centrales del debate.

Cristóbal Pérez de Herrera (1556-1620)
Los Albergues de Pobres

Uno de los aspectos más originales y distintivos de la propuesta de Cristóbal Pérez de Herrera es la concepción de los Albergues de Pobres. Estos albergues representan su visión particular de cómo abordar la cuestión de la mendicidad, evitando tanto el internamiento cerrado como la mendicidad libre descontrolada. Estos refugios estaban diseñados como lugares abiertos, permitiendo a los pobres verdaderos entrar y salir con libertad. La intención era prevenir los problemas asociados con el internamiento, como la propagación de enfermedades debido a la falta de ejercicio y ventilación, así como la carga económica de mantener a los acogidos. Herrera consideraba que las tentativas anteriores de establecer este tipo de centros habían fracasado en parte debido a estas dificultades (Jiménez Salas 1958:105).

En lugar de enfocarse en el internamiento, los Albergues de Pobres se concebían como lugares donde los pobres podían pasar la noche, asistir a misa y contar con un espacio seguro para guardar sus pertenencias y alimentos. Estos albergues se diferenciaban de las cárceles y tenían como objetivo proporcionar disciplina y subordinación a la población necesitada. Sin embargo, los acogidos no pasaban todo el día en el centro; solo acudían al anochecer para dormir. Durante el día, aquellos considerados «pobres inútiles» recibían permisos y una insignia para pedir limosnas en público. Esta característica diferenciadora de la propuesta de Herrera radica en su elección de no convertir el control de la pobreza en una herramienta de trabajo forzado. En los Albergues, solo trabajaban aquellos que no podían hacerlo fuera. Los pobres verdaderos todavía tenían la libertad de solicitar limosnas públicamente.

La financiación de los Albergues provenía de impuestos derivados de representaciones teatrales y construcciones locales, además de las limosnas obtenidas por los mendicantes. Aunque la administración de los centros era una colaboración entre laicos y eclesiásticos, las autoridades civiles ejercían un control supremo. La visión de Pérez de Herrera era construir una red de Albergues en toda España, organizada de manera centralizada con representaciones provinciales y locales. Para él, la asistencia y el control de la pobreza eran elementos de una política general de asistencia social que debía ser promovida por el Estado. Además de los Albergues, Pérez de Herrera propuso una serie de medidas para abordar otros problemas sociales, como la protección de huérfanos, la asistencia a los presos, la colocación de niños en familias y la creación de un seguro social para los inválidos militares y los desempleados.

A diferencia de algunas interpretaciones, la propuesta de Herrera no buscaba eliminar por completo la mendicidad callejera. Aunque deseaba controlar y reglamentar la mendicidad, no planeaba su desaparición. Más bien, aspiraba a mejorar las condiciones de vida de los pobres verdaderos a través de los Albergues, al tiempo que negaba la limosna a los falsos mendigos para fomentar su integración en el trabajo. Su enfoque estaba destinado a agravar las circunstancias de los mendigos falsos y mejorar las de los verdaderos. Para los que continuaran mendigando falsamente, Pérez de Herrera abogaba por la aplicación de las leyes represivas existentes en Castilla.

Trascendencia del pensamiento y obra de Pérez de Herrera

La propuesta de Cristóbal Pérez de Herrera va más allá de simplemente regular la beneficencia; esta es solo una parte de un objetivo más amplio y ambicioso. En su obra, los Albergues de Pobres no representan la panacea para los males de la nación, sino más bien un eslabón en una cadena de transformación más profunda. Para él, la solución integral para los problemas no se limita a los Albergues de Pobres; en cambio, busca abordar la situación mediante el desarrollo de la industria manufacturera, que promovería una mejora general en la situación económica del país. Este enfoque refleja su desprecio por la ociosidad y su admiración por los comerciantes laboriosos, cuya actividad puede impulsar el bienestar general. La industria, según su perspectiva, se convierte en la verdadera «religión» del Estado, capaz de estabilizar una clase media y superar el atraso en comparación con otros países.

La obra de Pérez de Herrera no solo se centra en soluciones específicas para la mendicidad, sino que también refleja una mentalidad emergente burguesa y un anhelo de modernización. Aunque el capitalismo en su forma actual no surgiría hasta el siglo XIX, su obra se inserta en una época de impulsos y señales incipientes de cambio económico. Los Albergues de Pobres representan solo un paso en su objetivo más amplio y modernizador. Su intención no es simplemente regular la pobreza, sino redirigir fuerzas laborales previamente ociosas y reestructurar la vida económica en su conjunto. Esta ambición se refleja en su propuesta extraordinariamente audaz. Su enfoque hacia la pobreza no es compasivo, sino racional y metodológico, con la intención de «eliminar la pobreza» de manera sistemática (Maravall 1972:238). Aquí radica la esencia moderna de su enfoque.

Aunque la propuesta de los Albergues de Pobres de Pérez de Herrera no tuvo el éxito inmediato que tuvieron las Casas de Misericordia, sus ideas encontrarían un resurgimiento varias décadas más tarde, cuando fueron retomadas por los ilustrados. Especialmente, Campomanes citaría extensamente sus escritos cuando, en la década de 1770, abordara nuevamente cuestiones relacionadas con la pobreza y la población española. A pesar de su relativo desplazamiento en su propio tiempo, las ideas de Pérez de Herrera ganarían una nueva relevancia en un contexto histórico más adelantado.

Referencias
  • Alemán Bracho, C.., Alonso Seco, J.M.. and Fernández Santiago, P.. (2010) Fundamentos de servicios sociales. Valencia: Tirant lo Blanch.
  • ChatGPT

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