A medida que el siglo XVII se aproxima con el inicio del reinado de Felipe III en 1598, surge una creciente convicción de que los problemas que afectan a la sociedad española tienen un impacto significativo en todos los aspectos económicos y sociales del país. Los fracasos militares en guerras cruciales como las de Flandes, contra Inglaterra y la Guerra de Treinta Años, no se consideran meros eventos fortuitos, sino que se entienden como resultados del deterioro generalizado de la sociedad en su conjunto (Abellán, 1993).
Este período del siglo XVII trae consigo un profundo sentido de cambio, una conciencia generalizada de crisis social provocada por una serie de trastornos. Estos trastornos no se limitan únicamente a los aspectos de precios y fluctuaciones de la moneda, sino que también abarcan la escasez y falta de productos, la degradación de la alimentación, levantamientos populares y separatistas, desastres militares, avances científicos, cambios en la estructura familiar, el aumento de personas marginadas y vagabundos, así como epidemias, hambrunas y despoblación. Todo este conjunto complejo de factores inspira una mentalidad de crisis en todos los países de Europa Occidental, incluida España, donde este sentimiento de crisis se hace más prominente (Maravall, 1984:161).
En particular, el siglo XVII se caracteriza por la presencia de los «arbitristas», individuos que proponían diversas soluciones para remediar los problemas que aquejaban a la Monarquía española. A diferencia del siglo anterior, donde se buscaba regular la caridad y la pobreza, en este período se trata de identificar las causas subyacentes para arbitrar soluciones efectivas (Pérez Estévez, 1976:299). Estas soluciones estaban intrínsecamente relacionadas con situaciones profundas que afectaban la realidad española en ese momento.
El siglo XVII se convierte, por tanto, en una época crucial donde se reconoce la necesidad de abordar y resolver los problemas sociales y económicos que afectaban a España, y donde la búsqueda de soluciones efectivas se convierte en una prioridad esencial para contrarrestar la crisis generalizada que se percibía en la sociedad.
Sancho Moncada (1580-1638)
Sancho de Moncada (1580-1638) emerge como una destacada figura dentro del pensamiento arbitrista del siglo XVII, y su obra «Restauración Política de España» desencadenó una profunda influencia en el panorama político y económico de España durante gran parte del siglo XVII y también en el XVIII.
En su perspicaz análisis, Moncada identificó la abundancia de metales preciosos procedentes de América como la raíz de los males que afectaban a la sociedad española. Sostenía que esta riqueza repentina había fomentado la ociosidad, una perspectiva que refleja ciertas similitudes con las ideas planteadas por Montesquieu en su obra «El Espíritu de las Leyes». La sobrecarga monetaria, según Moneada, ejercía efectos negativos sobre la economía del país y estaba directamente relacionada con la despoblación que experimentaba España, la cual, a su juicio, era una consecuencia directa de la adversa situación económica.
Moncada propuso una serie de medidas que abogaban por la protección y el fomento de las manufacturas nacionales frente a las extranjeras. Consideraba que esta estrategia podía conducir a la industrialización del país, generando así una abundancia de empleos y, en última instancia, mejorando la situación general de la sociedad. No obstante, su enfoque no se limitaba solo a la economía, sino que ponía especial énfasis en atender las necesidades de los trabajadores, lo que representaba un enfoque progresista en su época.
El programa de Moneada giraba en torno a diversos puntos clave:
- La promoción de la manufactura local.
- El impulso de la industrialización.
- La implementación de políticas proteccionistas.
- La erradicación del desempleo forzoso.
- La estimulación de la inversión y la implementación de políticas de pleno empleo.
Este enfoque terapéutico, que podría ser caracterizado como una política de corte «keynesiano» en términos actuales, revela la profundidad de su comprensión de los problemas que aquejaban a la sociedad y la envergadura de las soluciones que proponía. Las reflexiones y propuestas de Moneada resaltan la relevancia de su visión en un momento crucial de la historia española, donde las transformaciones económicas y sociales demandaban respuestas audaces y novedosas.
Caxa de Leruela (1591-1646)
Caxa de Leruela, destacado figura del siglo XVII, abogado, Fiscal de la Regia y General Visita del Reino de Nápoles, y autor de una obra crucial en un periodo crítico de la historia de España: «Restauración de la abundancia en España». Sus análisis y propuestas arrojan luz sobre las causas fundamentales de los problemas que afectaban a la Monarquía en ese momento.
Leruela identificó la proliferación de vagos en el Reino como una consecuencia directa del abandono de la agricultura, y su enfoque para revivir la economía no se centró en la industria, sino en el fomento de la ganadería. Su visión sostenía que era necesario reducir las tierras dedicadas a la agricultura y disminuir el tamaño de las explotaciones agrícolas, en cambio, aumentando las áreas destinadas a la cría de ganado. A diferencia de otras interpretaciones, como la de Sancho de Moneada, Leruela no abogaba por el proteccionismo, sino que veía en el comercio con el extranjero, especialmente en el ámbito de las materias primas, una fuente potencial de enriquecimiento y una vía para reducir la presencia de mendigos en la sociedad.
Lo más relevante en el pensamiento de Leruela no se encontraba en señalar la ociosidad de los sectores privilegiados, sino en destacar la ociosidad de aquellos sectores que estaban destinados al trabajo productivo. Él consideraba que esta ociosidad era la causa principal del hambre y el retraso en la sociedad española. Por esta razón, Leruela propuso una especie de «república de trabajadores», donde el trabajo sería el vínculo que uniría a la nación en solidaridad. Además, y en un contrapunto a las tendencias absolutistas de la época, abogó por que el poder se ejerciera en beneficio de los súbditos y de la república, en lugar de ser orientado exclusivamente hacia el príncipe.
Estas ideas, que coinciden con planteamientos similares de figuras contemporáneas como Jerónimo de Ceballos, resaltan la urgencia de centrarse en las causas subyacentes de los problemas sociales y económicos de la época, proponiendo soluciones que abordan las cuestiones de equidad y bienestar de los ciudadanos. La visión de Leruela y sus contemporáneos destaca la necesidad de repensar el rol del Estado, la economía y el trabajo en la sociedad, con un enfoque que busca la prosperidad y el bienestar de todos los ciudadanos, sin olvidar la importancia de una relación justa entre el poder y los súbditos.
Martínez de Mata (1618-1670)
Destacado economista español del siglo XVII, fue un influyente precursor de muchas de las ideas que luego se desarrollaron en la obra de Campomanes. Uno de sus trabajos notables es «Memoriales y Discursos», que refleja su visión sobre cómo un príncipe debía abordar los asuntos económicos y sociales.
Para Martínez de Mata, la principal responsabilidad de un gobernante era asegurarse de que todos los ciudadanos tuvieran oportunidades de empleo. Su enfoque para lograr esto era promover el consumo y el gasto, pero con un giro esencial: alentar la producción de mercancías en España. Abogaba por el proteccionismo, promoviendo los productos españoles, con la intención de crear más puestos de trabajo y reducir la pobreza en la población.
Martínez de Mata entendía que, al fomentar la producción local, se crearía una base sólida para el empleo y la prosperidad. Su estrategia también buscaba consolidar un sector robusto de pequeños propietarios rurales, lo que tendría implicaciones importantes para la distribución de la riqueza y la estabilidad social.
El enfoque de Martínez de Mata, al promover el proteccionismo y la producción interna, es parte de una tendencia más amplia en el pensamiento económico de la época que buscaba fortalecer la economía nacional y reducir la dependencia de las importaciones extranjeras. Su énfasis en la creación de empleo y en la reducción de la pobreza reflejaba una preocupación genuina por el bienestar de la población española.
El impacto de las ideas de Martínez de Mata en la obra de Campomanes muestra cómo su visión continuó influyendo en las discusiones económicas y sociales a lo largo del siglo XVIII y más allá. Su enfoque en la producción nacional y en la protección de los intereses locales resuena en debates contemporáneos sobre políticas económicas y comerciales, destacando la relevancia duradera de sus planteamientos.
Alvarez Osorio (1628-1692)
Álvarez Osorio, Marqués de Astorga, fue una figura destacada en el ámbito militar y diplomático durante el reinado de Felipe IV. Su influencia se reflejó en sus escritos, especialmente en su obra «Extensión política y económica», que ejerció un impacto significativo en el pensamiento de Campomanes y en las discusiones sobre cuestiones sociales y económicas.
Al igual que Martínez de Mata, Álvarez Osorio compartía una preocupación profunda por los problemas sociales que afectaban a España. Su análisis de las causas de estos problemas lo llevó a enfocarse en el abandono de la producción industrial y en el exceso de personas dedicadas al comercio. En su opinión, estas personas deberían redirigirse hacia la artesanía, la ganadería y la agricultura, considerando esta última como una industria esencial para el bienestar de la población.
Álvarez Osorio abogó por una enérgica política de regadíos, entendiendo que esto contribuiría al crecimiento económico y al alivio de la pobreza. Además, denunció los fraudes y corruptelas que existían en la gestión económica del país, lo que muestra su compromiso con la mejora de la administración pública y la lucha contra la corrupción.
Su receta para superar la decadencia que percibía en la sociedad española se centraba en el fomento del trabajo. En su visión, la ociosidad era uno de los principales problemas, y consideraba que la falta de protección de la Monarquía a la agricultura y la industria había contribuido a la situación problemática del país.
En resumen, las ideas de Álvarez Osorio, plasmadas en su obra y compartidas con otros pensadores de su época, reflejan un enfoque pragmático y orientado al trabajo como medio para superar las dificultades sociales y económicas de la España de su tiempo. Su influencia en Campomanes y su contribución al debate sobre políticas económicas y sociales resaltan su relevancia en la historia del pensamiento español.
Fernández Navarrete (1588-1646)
Fernández Navarrete (1588-1646) es un destacado arbitrista español cuyo análisis profundo del expediente de la Consulta del Consejo de Castilla de 1619 le permitió comprender en detalle las complejas cuestiones relacionadas con la población y la estructura social de la época. Este estudio fue esencial para el desarrollo de las leyes poblacionistas de 1623, las cuales tuvieron un impacto importante en el panorama socioeconómico de España. Su obra «Conservación de Monarquías» y «Discursos Políticos sobre la gran Consulta que el Consejo hizo al Señor Rey Don Felipe III» (1626) reflejan su compromiso con el análisis de las problemáticas de su tiempo.
Fernández Navarrete identificó múltiples factores que, en su opinión, contribuyeron a la decadencia de la sociedad española. Uno de los aspectos clave que señaló fue el sistema de mayorazgos, al que atribuyó una responsabilidad significativa en la situación de la estructura social. Consideraba que esta práctica conducía a la inutilización social de los hijos mayores, convirtiéndolos en rentistas sin una ocupación productiva y limitando las oportunidades de los demás hijos. Esta perspectiva pone de manifiesto su crítica hacia una mentalidad inmovilista que frenaba el desarrollo económico y la movilidad social en el país.
En cuanto a las fuentes de empleo y riqueza, Fernández Navarrete expresaba una mayor confianza en la agricultura que en la industria. Sin embargo, identificó diversos obstáculos que dificultaban la superación de la crisis. La persecución de los vagabundos, la disminución de los días festivos en los que no se trabajaba y las costumbres que promovían títulos nobiliarios como «don» eran algunas de las prácticas que, desde su perspectiva, obstaculizaban la reactivación económica y la creación de empleos.
Además, Fernández Navarrete expresaba preocupación por la entrada de productos extranjeros, lo que afectaba negativamente a la economía local, y por la llegada de personas empobrecidas de otros países, lo que agravaba la ya delicada situación de la sociedad española.
En resumen, las ideas y enfoques de Fernández Navarrete, respaldados por su profundo estudio de cuestiones como la población, la estructura social y la actividad económica, hacen de él una figura importante en el panorama de los arbitristas españoles del siglo XVII, cuyo legado se mantuvo vigente en las discusiones sobre las reformas necesarias para superar la decadencia que enfrentaba la Monarquía en ese período.
Conclusiones
Estas diversas aproximaciones al fenómeno de la decadencia y crisis que afectó a España en el siglo XVII revelan un cambio fundamental en la manera en que se abordaba la cuestión de la pobreza, en comparación con la perspectiva predominante en el siglo XVI. Ahora, la pobreza ya no se considera un problema aislado, sino que se integra como un componente inseparable de una crisis de gran envergadura que afectaba a múltiples aspectos de la sociedad.
Este análisis más amplio de la situación implica reconocer que los desafíos que enfrentaba España en ese momento no podrían resolverse mediante soluciones parciales o medidas temporales para aliviar la pobreza. En cambio, la superación de esta crisis requeriría cambios profundos y globales en la estructura y el funcionamiento de la economía y la sociedad española en su conjunto.
Una de las áreas clave de cambio se encontraba en la organización del sistema productivo. Los pensadores y economistas de la época comprendieron que una de las vías para la revitalización de la sociedad y la reducción de la pobreza pasaba por modernizar y diversificar la economía española. Esto implicaba impulsar la industria, promover la agricultura, fomentar la creación de empleos y aumentar la producción de bienes y servicios.
El desafío de la modernización económica no podía ser abordado de manera aislada. Era una tarea que requería la participación de toda la colectividad. La prosperidad general de la sociedad se convirtió en el objetivo principal, y resolver la pobreza se convirtió en una parte integral de ese objetivo más amplio.
Este enfoque de enfrentar la crisis de manera global y estructural, en lugar de abordar solo los síntomas superficiales como la pobreza, definió el rumbo que España debía tomar en el siglo XVIII. La búsqueda de una verdadera prosperidad y el enfrentamiento de los desafíos estructurales se convirtieron en la misión para las generaciones venideras, y esta nueva perspectiva en el análisis de la crisis española preparó el terreno para las reformas y transformaciones que se buscarían en el siglo siguiente.
Referencias
- Alemán Bracho, C.., Alonso Seco, J.M.. and Fernández Santiago, P.. (2010) Fundamentos de servicios sociales. Valencia: Tirant lo Blanch.
- ChatGPT